Mamá: ¿cómo agradecerte?

Desde 1922 en nuestros calendarios festivos se contempla el 10 de mayo como la fecha para celebrar a las madres. Un día, un momento en el año para recordar su papel en nuestra sociedad. Es algo simbólico, muestra apenas suficiente de lo importantes que son para las familias estos personajes de tanto significado y, sobre todo, con muchos sentimientos; llenas siempre de esa fuerza vital para impulsar a las nuevas generaciones, desde su más tierna infancia hasta su etapa adulta. Llenas de esa gran capacidad para guiar, formar y dar esa savia de vida que portarán aquellos que crecerán e irán a donde el destino los lleve.

Este 10 de mayo viviremos un día de las madres diferente, pues las medidas derivadas de la pandemia del COVID-19 nos obligan a estar en casa y a mantener la famosa sana distancia. Este año  habremos de festejar a mamá de una manera menos convencional, regresando al origen, volviendo a la esencia, recuperando creativamente nuestra forma de reconocer y agradecer su dedicación y esmero, pero utilizando recursos como las videollamadas.

Las madres mexicanas son el icono más grande de inspiración —o deberían serlo para nosotros los mexicanos—. Ojalá que las circunstancias provocadas por la pandemia nos lleven a reflexionar sobre la importancia de su interminable labor en la sociedad y en los grandes retos que ellas hoy enfrentan, como la adaptación a las tecnologías de la información para coadyuvar con las tareas escolares, la atención de enfermos, entre muchos otros asuntos.

Una madre da vida, da amor, crea un hogar en donde estar, crecer y permanecer o volver. Pero una madre es mucho más que eso… Es una mujer productiva que tiene mucho que aportar a su entorno.

Para este 10 de mayo atípico quizá podamos encontrar otra forma de festejar a las reinas de la vida: prestando atención a sus ideas, comprendiéndolas y asumiendo que todas las mujeres —sean madres o no—  tienen sueños, metas, proyectos e ilusiones propias, tan valiosas como las de cualquier otra persona.

En ello podemos encontrar, como familia y sociedad, una buena manera de dignificar a las mujeres: escuchando, apoyando y fomentando su desarrollo integral, así como ellas siempre procuran hacerlo con su descendencia.

Las flores, los regalos y las cenas siempre son detalles halagadores, pero lo realmente trascendente será el afecto sincero, el amor, el respeto y nuestra consideración al enorme sacrificio que una madre hace por generar y conservar la unidad familiar.

Que sean estas líneas un respetuoso reconocimiento a las madres mexicanas.
¡Gracias, un millón de gracias por ser el corazón de México!