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El ejercicio del poder

El ejercicio del poder

Imaginemos cuestiones intangibles pero que son necesarias para nuestro diario vivir, por ejemplo: el aire, incluso hay quienes dicen que el amor o las palabras de aliento en momentos difíciles. Pero, más allá de estos tres ejemplos, en el mundo político existe algo igual de importante, me refiero al poder; el poder no es algo que podemos sostener con una mano o que se pueda destruir, al igual que el aire, el poder es vida para un político. O bueno, eso es lo que la historia ha demostrado. Buscar el poder no es un acto peyorativo, si esta búsqueda responde a cumplir a un pueblo que te dio la oportunidad de llegar. El poder debe ser ejercido, o de lo contrario se perderá. Quien llega a “tener” el poder, debe activarlo, porque de lo contrario llegará alguien más osado y será arrebatado.

En México, pocas veces se había ejercido el poder como hasta este mandato del presidente Andrés Manuel López Obrador. Quizá en la época del Maximato, con Plutarco Elías Calles y los posteriores gobiernos priistas. El PAN ejerció el poder y lo perdió por un exceso de confianza y una opulencia desmedida. Lo que nos demuestran los gobiernos que han realizado el ejercicio constante del poder es que éste no es para débiles de mente, ya que marea, y quien se marea con el poder, tiende a generar el desprecio de quienes cada tres y cada seis años votan.

El presidente López Obrador ha demostrado que el poder y él son uno solo, con esto me refiero a que quien toma las decisiones en este país es él, nadie más. Quien abraza es el presidente, quien pega también. Quien empieza el día es él, y si quiere también lo termina. Trae de cabeza a la oposición, mete el pecho a las balas por su gabinete, tanto que si algún secretario o personaje del gabinete ampliado comete una metida de pata, quien sale al quite es el presidente. Pero ojo, así como ejerce el poder hacia afuera, lo hace hacía adentro.

Su forma de ejercer es difícil de digerir para muchos, que estaban acostumbrados a los secretarios estrellas, a los gobernadores que brillaban en sus horizontes. Ahora todos a trabajar, quien quiera reflectores el presidente los otorga, de lunes a viernes de 6:00 a 8:00 a.m. Tanto ha sabido liderar este país, que hasta tiene a la oposición todos los días despierta a esta hora, cosa que antes no pasaba.

Cuando el poder se delegaba y el presidente descansaba un poco, se cometían errores garrafales, ahora es lo contrario; la centralización del poder ejecutivo no es mala, al final se votó por un presidente que dé resultados y acepte responsabilidades. En el ejercicio del poder, el presidente ha sido capaz de voltearle la tortilla a los gobernadores en sus propios estados, como Aispuro de Durango, cuando le canceló su proyecto de tranvía. No confundamos autoritarismo con una centralización del poder ejecutivo. El presidente dista mucho de ser una persona autoritaria, es un presidente con autoridad, a quien se le teme o se le quiere, como lo demuestra el 72% de aprobación que tiene hasta el día. El poder se ejerce, ya que de lo contrario podría perderse. Y es gracias a esto que el presidente ha logrado instaurar un gran proyecto en materia de salud como es el INSABI, la guardia nacional, la creación del Instituto para Devolver al Pueblo lo Robado o el Banco del Bienestar, entes que vienen a solventar algunas demandas del pueblo mexicano. Andrés Manuel López Obrador ha sabido, desde mi punto de vista, realizar un buen ejercicio del poder bajo el lema de “primero los pobres”, es como él ha inducido a todos a ver hacia quienes durante muchos años no eran vistos ni de reojo.

 

La Nación Licenciado en historia y Maestro en dirección de gobierno. eduardo@personalidadesrevista.com

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