Inseguridad, violencia y familias
La crisis de inseguridad que vive el país no es una crisis como tal, es más bien una crisis de violencia generalizada que tiene sus orígenes en múltiples factores de índole social, económico, cultural pero, sobre todo, psicosocial.
La sociedad mexicana suele ver al pasado con un velo de nostalgia; siempre se dice que se extrañan los viejos tiempos que había, y uno de eso viejos adagios es que a los hijos había que educarlos con unos buenos golpes, que a nadie le hacían mal unas buenas nalgadas o cinturonazos. Recuerdo que durante mi infancia había padres de familia que autorizaban al maestro para que les pegaran a sus hijos si se portaban mal; “la letra con sangre entra”, decían. No hay que olvidar también que venimos de un pasado prehispánico particularmente violento.
En resumen, tenemos desde hace muchas generaciones familias espacialmente violentas, familias muy unidas, pero la base de esta unión era el poder despótico del padre, quién constantemente ejercía violencia física y psicológica sobre los miembros, y si la familia término medio es la agencia psíquica de la sociedad, y al adaptarse el niño a su familia adquiere el carácter que después lo adaptará a las tareas que debe ejecutar en la vida social, la respuesta es simple: hoy tenemos una país tan violento, porque tuvimos familias especialmente violentas.
El fenómeno de la violencia dentro de la familia destruye el tejido social y contribuye al deterioro de una nación, hoy México es el país de la OCDE con más violencia intrafamiliar, es el país con más abusos sexuales a menores, el país con más violencia hacia mujeres y ancianos.
Los mexicanos somos particularmente crueles con los más débiles y vulnerables. Un reciente estudio en ratas demostró que sufre más estrés, y con ello todas las consecuencias fisiológicas, la rata que ve y escucha la violencia que se le ejerce a su vecina de jaula; y lo mismo sucede con las personas, aquella que ve y escucha la violencia es afectado psíquica y fisiológicamente. La violencia se contagia, y este contagio de conducta ocurre en la familia y afecta de por vida el carácter del individuo, ya sea que replique las conductas aprendidas o que sufra de estrés postraumático.
Está ha sido la constante de la sociedad mexicana durante buena parte de su historia. Por ello, esta ola de violencia que provoca la inseguridad no se va a resolver a base de discursos y declaraciones, sino con políticas públicas que tengan como objetivo erradicar las causas de fondo; de lo contrario, estaremos por mucho tiempo en una espiral infinita y de la cual no sabemos cuál será el fondo aún.
Cuando nos preguntamos por qué en este país hay más de 40 mil desparecidos y más de 300 mil personas asesinadas en poco más de 12 años hay que voltear a ver qué clase de familias tenemos.
Análisis al día
Abogado, Diplomado en Radio y Comunicación. Colaborador de DDC de MVS Radio y el Diario Digital La Silla Rota.
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