La pobreza mata
A la Memoria de Mariana
Mariana, una niña de tan sólo 7 años, con un diagnóstico hematológico complejo: anemia aplástica, muy grave, le dijo a su mamá que mejor la dejara morir para que pudiera atender bien a sus cinco hermanos, entre ellos un bebé de 6 meses. Finalmente, después de una gran batalla, Marianita falleció. Recuerdo que la conocí en la sala de urgencias, mi hija estaba ingresada por una crisis taquicárdica provocada por un medicamento. Era de madrugada, me acerqué a ella, la toqué y le dije que todo iba a estar bien; estaba nerviosa y muy asustada, le pregunté cuál era su película favorita y le pedí a una enfermera que si se la podía poner.
Ese fue el principio de una lucha que hice mía, la lucha por Mariana. En algún momento, por la escasez de medicamentos, le fueron suspendidos varios de ellos, hasta que logramos que se los dieran; luchamos por conseguirle sangre, ya que necesitaba semanalmente de varias transfusiones. Pudimos conseguir ayuda para sus hermanos pequeños. Finalmente le administraron, por segunda vez, la Timo Globulina, y su médula ósea comenzó a funcionar de nuevo. Pero los efectos secundarios del medicamento y el entorno socioeconómico de Mariana le impidieron seguir con vida.
La pobreza mata y fui testigo de un drama de los muchos que se viven a diario en este país que tiene más de 54 millones de pobres. Me duele decir con tristeza que los gobiernos y sus partidos lo único que han hecho es administrar la pobreza. Qué no sólo hay una pobreza económica, sino también educativa y moral, y que esta es multifactorial y compleja. Qué no creo en la teoría de los ultra derechistas que mencionan que el bienestar viene de arriba hacia abajo, en cascada, un eufemismo más para tener tranquilas sus conciencias; pero tampoco creo en la izquierda radical que atribuye todo al abuso del poder económico de unos cuantos, y mientras esto sucede vamos de debate en debate de quienes creen tener la razón y la verdad absoluta de todo; mientras esto sucede, ahora mismo mueren niñas como Mariana, que no deberían morir.
¿De qué sirve entonces este debate entre izquierdas y derechas si el drama continúa? Ni el PRI ni el PAN ni Morena pueden hoy revivir a todos estos niños que se nos van, en México no debería de morir un sólo niño por causas económicas.
Los mexicanos debemos dejar de ser carne de cañón electoral y los pobres de este país presa fácil de oportunistas que dicen luchar desde la sociedad civil o desde las Iglesias por ellos. Hoy los mexicanos debemos ser dueños de nuestro propio destino.
Análisis al día
Abogado, Diplomado en Radio y Comunicación. Colaborador de DDC de MVS Radio y el Diario Digital La Silla Rota.
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