Padres multitarea, retos de la virtualidad
El teletrabajo no es nuevo. El término fue acuñado en los años 70 y en los 90 se hace factible su aplicabilidad con el crecimiento de las tecnologías, según el portal bloglenovo.es. Lo novedoso, entonces, es su abrupta aplicación a nivel mundial como consecuencia del brote del COVID-19 que obliga a muchas empresas, empleados, instituciones educativas y maestros a incorporar nuevos métodos para desarrollar su trabajo en respuesta a la urgente demanda de productividad y enseñanza-aprendizaje bajo los estrictos protocolos de distanciamiento social.
Datos relevantes antes de la pandemia
Social Geek refiere varios países Latinoamericanos que han implementado esta modalidad de trabajo, entre los cuales se encuentra Brasil como pionero, con alrededor de 15 millones de personas en trabajo remoto; le siguen Argentina con 4 millones, México con 2.6 millones, Chile con 500 mil y Colombia con 122 mil teletrabajadores. Para el año 2022 Virgin Media Business pronostica que el 60% de los empleados en el mundo trabajarán desde casa.
En el panorama educativo México, Uruguay, Colombia y Chile fueron resaltados por el Banco Mundial gracias a sus estrategias para la educación virtual. La Unesco reveló que en México hay más de 37 millones de estudiantes por fuera de las aulas y en Colombia más de mil colegios privados no regresarán a clases presenciales este 2020.
Teletrabajadores-padres-tutores… ¡¿Algo más?!
Además de ser empleados y trabajar en modalidad virtual, los padres de familia deben apoyar de manera más cercana y constante la educación de sus hijos en el entorno del hogar. En teleconferencias laborales es frecuente escuchar de fondo llantos o risas inocentes de algún niño que quiere compartir con sus padres al tenerlos cerca, como no ocurría previo a la pandemia. Ahora los pequeños han dejado aulas de clase, compañeros y profesores, para adaptarse a una nueva era en la educación, donde lo digital se impone como el gran apalancador de estas posibilidades.
Con todo este cambio las familias están reinventando sus estilos de vida. Entonces, es pertinente preguntarse ¿qué implicaciones tiene la preponderancia de la virtualidad en sus vidas? ¿Cómo sortean mamá y papá la continuidad de sus actividades laborales, y además llevan a cabo la noble tarea de acompañar la educación de sus hijos? ¿Qué papel juegan los profesores, ahora con su responsabilidad a distancia? ¿Qué piensan los que no tienen hijos sobre la maternidad o paternidad futura, a pesar de las circunstancias actuales?
Para conocer las opiniones sobre lo anterior se crearon dos encuestas y se enviaron aleatoriamente. Respondieron 67 trabajadores, 26 de ellos padres de familia y 41 personas sin hijos de México, Argentina y Colombia.
Múltiples roles ahora, ¿y a qué hora?
En el ámbito empresarial a menudo se usa el término multitask o multitarea como una habilidad deseable en los trabajadores para lograr los objetivos de las compañías. Según el portal sodexho.es el 98% de los profesionales destina una parte de su tiempo a la multitarea. El término adquiere nuevos matices ahora que los padres alternan diversos roles en un mismo lugar.
Al indagar sobre la administración del tiempo entre el teletrabajo, la educación virtual de los hijos y las labores propias del hogar, el 53.8% refiere una alta complejidad para cumplir con todas las actividades, implicando la necesidad de extender sus horarios laborales. El 42% opina que es difícil la distribución del tiempo, la concentración laboral, sobrellevar el agotamiento y diferenciar los espacios de trabajo, estudio y descanso; el restante de encuestados perdió su trabajo o no respondió la pregunta. Otro indicador a considerar.
Si bien apareció una gran oportunidad para compartir con los niños de un modo impensable en años anteriores, trabajar desde casa exige un alto compromiso, capacidad de tolerancia y distribución adecuada del tiempo. Palabras como estrés, aburrimiento, impaciencia, agotamiento, fueron comunes entre los encuestados. Es vital que se aborden estos asuntos de forma temprana a través de actividades lúdicas que ayuden a mitigar el impacto del confinamiento y, de ser necesario, buscar ayuda de expertos.
De los teletrabajadores sin hijos, el 48.8% piensa que ser padres en la virtualidad es difícil desde la perspectiva del desequilibrio físico y mental, el incremento en la dedicación y el acompañamiento a los pequeños (tarea descargada principalmente en la mujer), la reconfiguración del concepto de hogar y la anulación de la socialización con los pares. Un 43.9% considera que la virtualidad ofrece a los padres la oportunidad de estar al tanto de sus hijos, rol que en muchos casos había sido delegado a los maestros. El 7.3% afirma que es mala idea tener hijos.
¿Virtualidad infalible? Ventajas y desventajas
Los encuestados describieron aquellos puntos a favor y en contra en la virtualidad. Así, frente a las ventajas el 41.8% coincide en la relevancia de las posibilidades que ofrece un mayor acceso a la información, el desarrollo de nuevas formas de estudio en el ámbito escolar y el notable incremento del teletrabajo. Según ellos, se ha fomentado la capacidad investigativa, la responsabilidad, la autonomía, la disciplina y el aprendizaje de las herramientas tecnológicas en chicos y grandes.
Un 22.4% considera como ventajas disponer de más tiempo con la familia y el acompañamiento a los hijos. El 14.9% está de acuerdo con el ahorro en tiempo y dinero por los desplazamientos y el cuidado del planeta; igual porcentaje no encuentra ventajas o no las enuncia, mientras que el 6% destaca los escenarios digitales porque propician la protección de la salud frente al COVID-19.
En cuanto a las desventajas, el 32.8% considera que el estudio virtual en los niños puede generar pérdida de la interacción social y dificultades en su desarrollo psicoafectivo. También aseguran que se entorpece la concentración, se disminuye el aprendizaje y la creatividad, y aparece un mayor apego a la tecnología.
La revista Redalyc asegura que “la socialización permite el desarrollo de la identidad personal, así como la transmisión y aprendizaje de una cultura”. Así, es importante considerar que la educación virtual abre una ventana al mundo en términos de conocimiento, sin dejar de lado los beneficios del contacto humano frente al trabajo en equipo, el desarrollo psicoafectivo, la convivencia ciudadana, la comunicación y otras competencias que se forman a partir de los vínculos con los pares en etapas tempranas del desarrollo.
Otras desventajas señaladas por el 19.4% de los encuestados tienen que ver con aquellos que no cuentan con los recursos tecnológicos, no los saben manejar, o no tienen espacios adecuados en el hogar para esta modalidad. Según la Corporación Andina de fomento (CAF) el 45% de los latinoamericanos no tienen acceso a la conectividad digital, tan solo 4 de cada 10 hogares tienen una conexión de banda ancha fija, y el acceso a Internet móvil no supera el 50%.
Un adecuado espacio físico es crucial para llevar a cabo las actividades virtuales, y muchos hogares no están acondicionados para ello.
El 17.9% de los encuestados refiere el poco acompañamiento por parte de los maestros, el exceso de tareas para la casa, la educación ineficiente y las implicaciones para los padres en el refuerzo del aprendizaje, cuando muchos de ellos no cuentan con la información suficiente para suplir los vacíos de conocimiento.
Entre otras desventajas mencionadas por el restante de encuestados sobresalen el exceso de conexión a la tecnología, no contar con un adecuado equilibro entre la vida personal y laboral, y el aumento del estrés al interior de la familia.
Presencialidad y virtualidad: dicotomía retadora para las actuales familias
La paradoja que planteó el 2020 a raíz del COVID-19 fue permitir que los padres estuviesen más presentes, aunque con una mayor inmersión virtual, lo que asume un reto si se tiene en cuenta la multiplicidad de roles simultáneos y la afectación de la salud mental. Esto se suma a desafíos como el desempleo, la pobreza, la formación en valores, entre otros, obligando a que las familias reformulen sus modos de vida y se acondicionen a las necesidades y cambios del entorno.
Según el 42.3% de los encuestados, los desafíos que afrontan como padres están relacionados con la distribución del tiempo entre el trabajo, el hogar y la educación virtual de los hijos, la concentración laboral y sobrellevar el agotamiento de la alternancia de roles.
El acompañamiento constante a sus hijos, el establecimiento de pautas en el hogar, el manejo de la ansiedad de los niños y mantener su interés, son los principales retos según el 26.9% de los padres; mantener la paciencia, el equilibrio emocional y acostumbrarse a estar en casa son otros retos.
Comportamiento y salud mental
Una época de constante conectividad implica cambios en las personas y en el modo de vincularse con los otros. Estos no necesariamente son negativos, aunque sin duda hay una elevada cuota de casos en torno a la salud mental que preocupan al mundo.
De los encuestados, el 50% percibe tanto en ellos como en los niños mayores niveles de ansiedad, desmotivación, disminución de la concentración, estados de aburrimiento, pereza, estrés y frustración derivados del confinamiento, la falta de socialización con otras personas y mayor apego a las plataformas tecnológicas.
Según la revista CNN en español en Italia y España los padres de familia indicaron que el 39% de los niños han presentado irritabilidad e inquietud y un 38% nerviosismo.
Sin embargo no todos ven asuntos negativos durante el aislamiento y la conectividad. El otro 50% de los encuestados mexicanos y colombianos perciben cambios positivos con relación al fortalecimiento de los lazos familiares, una mayor autonomía en los niños, responsabilidad y dedicación al estudio, necesidad de distribuir el tiempo de manera eficiente y un mejor manejo de la tecnología.
Previo a la pandemia, era común que los padres de familia usaran los dispositivos tecnológicos (tabletas, computadores, celulares) como una fuente de escape, incluso como medio de entretenimiento para los más pequeños cuando otros recursos parecían insuficientes. Ahora las personas empiezan a cuestionarse sobre el exceso de conectividad y a valorar aspectos básicos como los juegos de mesa, los rompecabezas, el arte y múltiples alternativas que ofrezcan un esparcimiento distinto, alejado de la tecnología.
Maestros, del colegio a la casa
Antes del COVID-19 eran muchas las horas que los niños permanecían en las aulas de clase, hasta superar, incluso, el tiempo en casa. Allí, sus maestros tenían una responsabilidad más cercana y la capacidad de intervenir asuntos relacionados con su educación. Hoy esta labor se traslada a un ámbito donde la socialización se hace a distancia y los padres tienen la posibilidad de presenciar cómo se está impartiendo la formación de sus hijos a través de medios que permiten el “ingreso” de los docentes a los hogares de sus alumnos.
El 50% de los padres de familia ven positivamente a los maestros, destacando su creatividad, recursividad, paciencia y acompañamiento. Por el contrario, un 26.9% tiene una percepción desfavorable respecto su manejo tecnológico, la priorización de tareas para la casa en lugar de desarrollar las actividades en clase virtual, estar poco preparados o ser poco recursivos y resolutivos; en los demás hay una posición dividida entre la pasión o desgano que visualizan en los maestros frente a los retos de esta modalidad de estudio.
¿Tener hijos en la actualidad?
En este momento histórico hay que resaltar una mayoría significativa que respondió la encuesta: un 83% de personas sin hijos manifestaron no querer tenerlos. Esto da cuenta de un cambio que ya se venía gestando y que puede intensificarse a propósito de la incertidumbre generada por el COVID-19. Tantas dificultades que se perciben en el hogar, los cambios demográficos, la crisis climática, la transformación de las familias, entre otros factores, hacen que cada vez las personas adopten estilos de vida que no contemplan la maternidad o paternidad como una opción.
El anterior panorama implica retos demográficos y sociopolíticos no solo para las familias sino también para los países. Es necesario adoptar medidas y regulaciones para que los teletrabajadores en general y los padres en particular encuentren ese equilibrio que tanto reclaman y que evidentemente se requiere con urgencia. Es una labor que, de llevarse a cabo conjuntamente con empresas e instituciones redundará en escenarios más sanos y felices.
Esta etapa de la humanidad también se convierte en una oportunidad para que los gobiernos inviertan en estrategias efectivas, donde las familias de escasos recursos puedan acceder a educación de calidad y se logre un mayor espectro de cubrimiento para garantizar este derecho fundamental hasta en las zonas más olvidadas.
El confinamiento ha demostrado que todo exceso puede generar afectaciones de salud mental, especialmente en aquellos que tienen diversos roles, con la carga que representa su cumplimiento.
La tecnología ha favorecido el paso imprescindible de lo presencial a lo virtual en una época histórica de esta generación, transformando el significado de los conceptos trabajo y educación. Con un manejo apropiado en el que predomine la humanización de los servicios, la tecnología se puede convertir en esa gran aliada que facilita las nuevas acciones cotidianas, en tanto abre puertas a un universo de posibilidades que, eso sí, evidencian la necesidad urgente de regulación.
Psicólogo, tecnólogo informático, creador de soluciones digitales, apasionado por las letras y constante aprendiz de nuevas narrativas.