Política y el Covid
Los momentos difíciles para un gobernante, a nivel país, estado o municipio, ayudan a forjar su carácter y marcan su gestión. El modo cómo el gobernante se conduzca y responda a estos momentos críticos, dejará claro quién es un estadista y quién solamente político con mala suerte. Los estadistas saben que la principal labor de políticos o administradores públicos, es resolver problemas para su pueblo: primero su pueblo y luego ellos. Es necesario un verdadero liderazgo y un temple para poder tomar decisiones difíciles que serán de beneficio para todos, en general. No cualquiera tiene las cualidades para llevar a cuestas el adjetivo de “estadista”.
Hoy día vivimos tiempos muy difíciles en el mundo, un virus que tuvo su gestación en Wuhan, China, hace casi 6 meses, nos tiene a todos en vilo. En cualquier rincón del planeta, el carácter y el temple de los políticos ha sido, y está siendo, puesto a prueba. Incluso quienes se creían fuera del alcance de todo esto, hoy día se han visto sometidos ante la urgencia de dar soluciones y comunicarse asertivamente. En un mundo capitalista, el dinero es el centro alrededor del cual gira todo. Es así como la situación se vuelve aún más crítica: las economías en el mundo se están contrayendo, la recesión es una triste realidad, los estímulos fiscales son cada vez más escasos, el endeudamiento de países pobres, para llevar a buen puerto la situación, y un largo etcétera. Todo esto es lamentable y digno de ser examinado.
Los países ricos como Estados Unidos, Canadá, Japón, Rusia; son quienes pueden darse la oportunidad de tener estímulos fiscales, como: el apoyo a las empresas del sector privado, pago de bonos desempleo, congelamiento de rentas, créditos bancarios y muchos otros diversos tipos de estímulos. En contraste y por desgracia, nuestro país no tiene una recaudación tributaria eficaz ni cultural, es decir, no tenemos la cultura del pago de impuestos, son pocos estados son los que hacen una aportación importante al PIB. Esto tampoco es un intento de justificación para los mega proyectos de infraestructura que continúen activos y sin ser suspendidos. Probablemente estos proyectos deberían efectivamente suspenderse y como antes mencioné, un estadista toma decisiones difíciles para el bienestar de todos. Cosa que aún no se el caso en nuestro país.
Además de todo ello, la incertidumbre y la desinformación, son el pan de cada día en nuestro país. Tenemos una oposición rapaz y marrullera que hace leña del árbol caído y busca en las medidas del gobierno, solamente todo lo malo, pero es incapaz de resaltar lo bueno. Hay quienes en este grupo han sido capaces de hablar incluso de un culto a la personalidad del doctor Hugo López-Gatell, demostrando su bajo nivel de análisis. Desde Mexicali hasta Ciudad Hidalgo, a lo largo y ancho del país, cada uno de los habitantes, mantenemos la esperanza de que el gobierno central, ofrecerá alguna solución, tal cual lo dictan los cánones de la política. Quienes se dedican a este digno oficio, deben saber resolver cada uno de los males que aquejan a sus ciudadanos. La gente está perdiendo la esperanza y está llegando al enojo cada vez con más frecuencia. Y mientras no se lleguen a acuerdos en las cúpulas de la política y empresariales para organizarse y organizar a la sociedad civil y ayudar a los más perjudicados, la situación será cada vez más deplorable.
El gobierno tiene que dotar de certidumbre al país entero, hacer saber que cuando todo esto termine, tendremos la certeza de que los empleos se podrán recuperar o que al menos, mientras dure esto, no faltará comida o cuidado en las casas de los mexicanos. Sobre todo: “primero los pobres”. La ciudadanía debe poner de su parte, y eso es evidente. No se puede seguir con la idea de que todo esto es un “invento del gobierno”. Al menos el día en que esta nota se redacta, los servicios de inteligencia norteamericanos, han dado fe que no es ni un invento del gobierno, ni la idea de un nuevo orden mundial, ni nada que se le parezca.
El poder debe ejercerse para bien en esta ocasión, los políticos deben demostrar su liderazgo y operar no para el bien político, sino para el bien social. En estos momentos no importan las cifras de votos, menos pensar en elecciones, es momento de pensar desde la política, como resolver esto y evitar los contagios. Hay que despolitizar la situación, humanizar a los políticos.
La Nación
Licenciado en historia y Maestro en dirección de gobierno.
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