Templo de Fátima en Zacatecas
Se estima que los primeros pobladores del actual territorio de Zacatecas llegaron hace aproximadamente diez mil años, quienes a la postre darían paso a las tribus chichimecas, mismas que se establecerían en el cerro de la Bufa y sus alrededores.
Después de la Guerra del Mixtón que libraron los caxcanes (grupo chichimeca) con españoles en 1541, algunos soldados hispanos se dedicaron a buscar riqueza en el norte, entre ellos, Juan de Tolosa, quien, guiado por un indígena, llegaría hasta lo que hoy es Zacatecas el 8 de septiembre de 1546. Ese mismo día regresó de nueva cuenta hacia el sur con algunas muestras de piedras, que luego de examinarlas, encontraron que contenían muy buena ley de plata y plomo.
La riqueza mineral del subsuelo atrajo mucha gente y produjo grandes ingresos a la corona española. De esa forma se fundó “la aristocracia de la plata”. Esta riqueza provocó que Zacatecas se convirtiera, en pocos años, en una de las poblaciones novohispanas más importantes y pobladas, después de la ciudad de México.
Aunque por el momento sólo abordaremos uno de los templos más representativos de Zacatecas, la ciudad tiene historia de sobra, y es que se llegó a considerar la segunda ciudad más importante de la Nueva España, e incluso tuvo un papel muy importante en el periodo revolucionario mexicano. Sin embargo, tras todo un paso histórico de guerras, explotación minera y gran trabajo arquitectónico, fue hasta mediados del siglo XX cuando comenzó a realizarse el rescate y la preservación de la fisonomía arquitectónica de la ciudad.
Contradictoria a su larga historia como ciudad, el templo de Nuestra Señora de Fátima, que dicho sea de paso es una iglesia parroquial, apenas se inauguró en el año 2000, siendo una obra ambiciosa que comenzaría en el año de 1950 y que avanzó con gran esfuerzo en medio de las limitaciones financieras propias de una comunidad parroquial y la envergadura del proyecto, que hoy causa admiración entre los habitantes de la ciudad y sus miles de visitantes.
El templo luce un estilo gótico similar al de las grandes catedrales del siglo XIV y conserva sus proporciones, aunque su tamaño es naturalmente menor. De todas las representaciones góticas en México, este templo es el más joven, aunque no es el único del siglo XX (sobre los cuales ya tendremos oportunidad de escribir en una siguiente aportación).
El templo posee una forma de cruz latina y tres naves separadas por grandes columnas, con arcos apuntalados y bóvedas de crucería que son dignas representantes de la arquitectura gótica. Sin embargo, su mayor belleza radica en el color natural de la piedra local empleada, de color rosa y naranja, que le da una identidad propia y un carácter mestizo muy propio de Zacatecas.
Los ventanales del templo están adornados con coloridos vitrales que representan diferentes apariciones de la Santísima Virgen en las paredes laterales, mientras que los ubicados en la cúpula octagonal retratan pasajes de las Sagradas Escrituras. La torre del templo exhibe cuatro rosetones que difieren en función de los europeos, pero que destacan la interpretación latinoamericana de la construcción. Una terraza en torno al templo lo dota de atrio en medio de la quebrada topografía de la ciudad, y un muro igualmente gótico envuelve la construcción con una bella reja en la cual se enreda la corona de espinas de Nuestro Señor.
En la fachada frontal, de color blanco, destaca la imagen de Nuestra Señora de Fátima coronando la composición en el lugar más visible de la obra. Si están próximos a visitar Zacatecas, no olviden visitar este hermoso templo de devoción mariana de extraordinaria belleza arquitectónica. En definitiva esuna parada obligatoria para los visitantes y devotos en una de las más bellas ciudades históricas del país cuyo antiguo centro histórico, dicho sea de paso, desde diciembre de 1993 fue nombrado por la Unesco como Patrimonio Cultural de la Humanidad.
Conociendo México
Historiador y Cronista. Colaborador de National Geographic y director del Museo de Historia y Curiosidades de San Cristóbal.
miguel@personalidadesrevista.com