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¿Embarazo y obesidad? Una combinación nociva que estamos pasando por alto

¿Embarazo y obesidad? Una combinación nociva que estamos pasando por alto

Si hablamos de términos genéricos, la obesidad se define como la acumulación anormal o excesiva de grasa corporal. Ahora bien, si hablamos de resultados, actualmente es un problema de salud de gran impacto en la calidad de vida de las personas.

 

Hoy, México ocupa el segundo lugar a nivel mundial en obesidad (tan solo por debajo de Estados Unidos) y es el primer lugar en Latinoamérica. A pesar de eso, es más que conocido que la obesidad no respeta géneros ni edades. Es cuando la pregunta sale a flote y nos cuestionamos: ¿qué está pasando con las mujeres embarazadas en nuestro país? ¿Ellas están exentas de este mal y por lo tanto, no corren peligro?

 

Nuestro país cuenta con una tasa de obesidad infantil alarmante y es un problema de salud que está afectándonos desde temprana edad, y por lo tanto, teniendo repercusiones después en mujeres en edad reproductiva.

 

 

El embarazo y la obesidad en México

 

En el mundo, se estima que más del 40% de las mujeres embarazadas tienen obesidad. Sin embargo, en el territorio mexicano, los números son aún más preocupantes: el 80% de las gestantes tienen algún grado de obesidad o sobrepeso. Este trastorno es producido por un desequilibrio en el balance energético, es decir: se consumen más calorías de las que se metabolizan. Ahora bien, definitivamente es una patología mucho más compleja en la cual intervienen múltiples factores de riesgo en su aparición. Estos determinantes se pueden dividir en factores biológicos, ambientales y de comportamiento o conductuales, los cuales constan de lo siguiente:

  • Biológicos: factores genéticos, embarazo, menopausia, condiciones neuroendocrinas, medicamentos, discapacidad física, alteración del eje cerebro-intestinal.
  • Ambientales: alimentación abundante, nivel socioeconómico o cultural, prejuicios sociales, el entorno y contaminantes químicos.
  • Conductuales: ingesta excesiva de calorías, sedentarismo, patrones alterados de alimentación, sueño insuficiente y tabaquismo.

 

 

¿Cuáles son las consecuencias?

 

La obesidad en un individuo es un tema delicado que puede traer repercusiones, pero la combinación de embarazo con obesidad o sobrepeso, representa un riesgo para la salud no solo materna, sino también la del bebé. Aunado a esto, podemos encontrar distintos efectos como lo son la aparición de preeclampsia, diabetes gestacional, hemorragia obstétrica, tromboembolismo, complicaciones durante el parto, parto instrumentado y mayor tasa de cesáreas. Además, otras complicaciones que se pueden presentar son la pérdida gestacional temprana o un parto pretérmino.

 

La obesidad en el embarazo no solo daña la salud de madre y bebé durante el embarazo: al final, también coloca al bebé en mayor riesgo de sufrir obesidad infantil.

 

 

¿Qué sucede si una mujer empieza a planear un embarazo y sufre de obesidad?

 

Si una mujer en edad reproductiva planea un embarazo y cuenta con factores predisponentes o IMC (Índice de Masa Corporal) que la colocan en un grado de obesidad, lo ideal es que el abordaje deba empezar antes de la concepción, con la idea principal de que una mujer debe estar en las mejores condiciones físicas y mentales si desea embarazarse.

 

Como recomendación, el manejo desde luego deberá ser integral: el médico tratante necesita contar con el apoyo de un experto en nutrición y de un especialista en endocrinología. Así mismo, se ha recomendado que las mujeres con obesidad inicien la ingesta de ácido fólico a altas dosis (5 mg/día), mínimo un mes antes de la concepción y hasta la semana 14 del embarazo. Esta indicación es debido a que muchos estudios revelan que en estas pacientes existe un incremento del riesgo de defectos del tubo neural, proporcional al IMC. Es decir: a mayor grado de obesidad, mayor riesgo de estos defectos.

 

 

¿Qué pasa durante el embarazo?

 

Una vez embarazada, se recomienda la ingesta de suplementos de vitamina D (10 mcg/día) ya que se ha observado una correlación inversa entre el IMC y los niveles de este nutriente. También, es importante no exceder de la ganancia de peso permitida durante los 9 meses.

 

El primer aspecto fundamental durante el control prenatal es conocer el peso pregestacional y con base en este calcular el IMC. La ganancia permitida de peso en kilogramos a lo largo de la gestación será conforme a la clasificación mencionada previamente:

 

  • Peso bajo: ganancia de 12.5 a 18 kg

 

  • Peso normal: ganancia de 11.5 a 16 kg

 

  • Sobrepeso: ganancia de 7 a 11.5 kg

 

  • Obesidad: ganancia de 5 a 9 kg

 

 

En caso de que sea un embarazo gemelar, la ganancia permitida será de 17 a 25 kg, 14 a 23 kg y 11 a 19 kg para peso normal, sobrepeso y obesidad, respectivamente.

 

Ahora bien, es esencial tomar en cuenta que también existen factores que predisponen a una ganancia mayor de peso durante el embarazo, por ejemplo: la multiparidad, edad materna avanzada, madre adolescente y estrés crónico.

 

Hoy en día se considera que la nutrición, el ejercicio y las conductas de salud tienen implicaciones importantes en el embarazo y la salud posterior a este. Se ha demostrado que una alimentación balanceada e individualizada reduce significativamente el riesgo de preeclampsia, diabetes gestacional y parto pretérmino. Una dieta que incluya 30% de grasa, 15 a 20% de proteína, y 50 a 55% de hidratos de carbono, con la ingesta de calorías acoplada a las necesidades de la mujer embarazada, se considera adecuada para evitar una ganancia de peso incorrecta.

 

Está de más recordar que la actividad física es primordial, por lo que se recomienda realizar ejercicio aeróbico al menos 30 minutos al día por 5 días a la semana. Es importante el control estricto de la presión arterial y los niveles de glucosa, así como la detección y control de otras posibles complicaciones en la mamá y el bebé relacionadas a la obesidad (el médico tratante será quién solicite los estudios correspondientes para todo esto).

 

En el caso de la salud mental, los cambios conductuales son de suma importancia (evitar el estrés, sedentarismo y tabaquismo), pero sobre todo, llevar un buen apego a las recomendaciones nutricionales y del control prenatal. Siguiendo todas estas indicaciones, se ayudará en gran medida a conservar un buen estado de salud físico y mental durante todo el embarazo.

 

Para finalizar: si planeas embarazarte o estás embarazada y tu IMC te coloca en algún grado de obesidad o sobrepeso, te recomendamos acudir con un profesional de la salud quien te orientará y te brindará información sobre esta patología y su impacto en la gestación. Te sugerimos apegarte a las recomendaciones principales de alimentación, ejercicio y cambios conductuales, puesto que eso evitará complicaciones a corto y largo plazo en tu salud y la de tu bebé.

 

*Este artículo fue escrito en coautoría con la Dra. Arlene Berenice Quintero Gordillo, Residente de Ginecología y Obstetricia. CMN La Raza, Ciudad de México.

 

 

<em><strong>Salud Materna</strong></em> Especialista en Ginecología y Obstetricia por la UNAM Ultrasonido. Diagnóstico Prenatal por Fundación Universitaria Sanitas, Bogotá, Colombia. Presidente de Fundación Hermanos A.C., ONG impulsora de grupos vulnerables e indígenas del estado de Chiapas. Actualmente residente de Medicina Materno Fetal en el <a href="//0">Instituto Nacional de Perinatología, Ciudad de México</a>.

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