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Imagen y Cognición Atavica

Imagen y Cognición Atavica

 

 

¿Te ha sucedido que no regalas ese vestido,  porque te recuerda ese justo momento en el que estabas en tu peso ideal y te sentías una diosa? ¿Y que solo con recordarlo, sonríes?

Esta sensación surge de pronto, al ponerte una prenda específica de tu guardarropa, e inmediatamente viajas al pasado y no solo eso, sino que en ese viaje, vuelves a experimentar la felicidad que embarg

 

aba tu ser, el día en que la adquiriste… ¿Te ha sucedido?

Si te digo que pienses en unas pantuflas acolchadas y suaves, probablemente tengas la sensación de confort, suavidad, comodidad, calor e incluso de ternura, de cuando las usabas. Quizá has podido ir más allá y tu cuerpo te ha podido acompañar al grado de que también sentiste ganas de estirar tus brazos y bostezar ¿Cierto? ¿Qué pasa ahor

a si te digo que pienses en un smoking? Seguramente pensaste en autoridad, rigidez, distancia e inmediatamente asumes una postura erguida, o al menos no tan relajada como con las pantuflas, interesante ¿Verdad?

Pues bien, esto se llama Cognición Atávica o Enclothed Cognition,  y en pocas palabras, este concepto nos habla de los efectos que genera el vestuario que te pones, sobre tus procesos cognitivos. Es decir, tu indumentaria influye en tu propia percepción y en cómo la gente te percibe.

En mis artículos pasados, hemos hablado mucho sobre el poder de la imagen, sabemos de sobra cómo la imagen impacta visualmente en nuestro entorno, pero te tengo una noticia, también esto impacta en nosotros, en nuestro ser, ya que vestirte te predispone a una serie de pensamientos,  emociones y formas de actuar específicas. Lo más importante es que observes ¿qué siente tu cuerpo cuando usas tu prenda favorita? y que logres identificar los pensamientos que esa prenda  genera en ti.

En esta cuarentena, mucho hemos escuchado que no debemos trabajar en pijama. Y no creas que es algo que se dice al azar, esto es porque la pijama transmite comodidad y relajamiento, se cree que quien la usa empieza a sentir sueño y bosteza, lo cual es congruente con la finalidad de esa prenda. Por eso no se sugiere como indumentaria para trabajar, pero si cambias tu ropa por algo más “formal” o estructurado, te arreglas el cabello y te aplicas un poco de maquillaje, de inmediato tienes mayor concentración y por lo mismo mucho más eficiencia, es decir, entrarás al  “modo productivo turbo”.

Por tanto, dos son las condiciones para que al ponerte determinadas prendas o accesorios tu estado psicológico cambie:

1) el significado simbólico de la vestimenta.

2) la experiencia física de llevarla puesta.

Apenas me contó una querida amiga, que aprovechando estos días en casa, se dispuso a desempolvar su vestido de novia y las zapatillas que usó el día de su boda. Y no solo eso, llegó hasta donde tenía olvidado su vestido de XV años, al hacerlo, me contó que el solo hecho de tocar de nuevo esas prendas iluminó su rostro, sonrío y volvió a experimentar la felicidad de aquellas fechas, lo que me hizo recordar la importancia de  este tema.

Para mi, esta es la magia de la que te he hablado, es la que se encierra en una prenda de vestir o un accesorio con el cual recordamos un evento del pasado, asociado con un estado emocional que, en  un abrir y cerrar de ojos, revivimos con solo usar o tocar esa pieza. Te lo digo, es como si la emoción se encontrara guardada en espera de que la tomes otra vez, para tu regocijo.

Como te darás cuenta, este breve comentario, da un giro a la concepción que tenemos de la imagen y nos permite que la advertir esta como algo profundo, con su propio contenido, muy alejado de la trivialidad que algunos le atribuyen.

Ahora, cuando en tu día a día abras tu armario, ya no estarás contemplando un conjunto de ropa inerte, sino un catálogo de emociones que solo tú puedes elegir. Podrás revivir momentos increíbles y memorables, todo gracias a la magia que posee tu ropa y su capacidad única de llevarte a donde quieres estar.

Te propongo e invito a que experimentes en carne propia esta magia, corre a tu armario y elige una prenda con la que hayas tenido una experiencia positiva que haya marcado de alguna forma tu vida, úsala por diez minutos, pontela, disfrútala y vívela de nuevo ¿notas todos los pensamientos que te llegan a la cabeza y las emociones que la prenda te hace sentir?

Yo le llamo magia ¿cómo le dices tú?.

 

 

La imagen del éxito Abogada, Maestra en Proceso Penal Acusatorio y Asesora de Imagen con Diplomado en novias. Conferencista y talleres presenciales en diseño de imagen. assenneth@personalidadesrevista.com

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